Al entrar por la puerta principal se crea un vestíbulo, donde la calidez de los lambrines de nogal de plafón y muros abrazan el espacio, interrumpidos por una barra de mármol arabescato grigio sobre la cual descansa una obra de arte.
Al seguir descubriendo el espacio y circular por el pasillo, sorprende la cava de 9 metros de largo. Enmarcada en latón, aloja la colección de vinos del cliente, su máxima pasión. Este es el elemento más importante del departamento, en la cual caben más de 300 etiquetas sobre los perfiles tubulares de acero, especialmente iluminada y diseñada como si de una vitrina de museo se tratara. Es interrumpida al centro únicamente por un nicho de cristal donde se aloja su cognac favorito.
Como un buen vino debe maridar con la comida, se diseñó una gran cocina abierta al lado de la cava, donde en la larga barra se puede cocinar y hacer una reunión al mismo tiempo.
La sala –comedor está rodeada por un gran ventanal en escuadra que goza de increíbles vistas al museo Jumex y Soumaya. El amueblado –en tonos neutros -se pensó siempre para aprovechar esta vista panorámica, la cual remata con el lambrín de madera que continúa de la cava, sobre el cual descansa la obra de gran formato de Pichardo.
La recámara se pensó como un espacio dedicado a la relajación, destacando una vez más la vista del departamento y la calidez de los materiales en lambrines de madera, piel y tela. Se creó una sala de lectura donde el mobiliario de Blu Dot da un toque divertido al espacio.
Finalmente, el producto Firenze utilizado en este Proyecto fue el Maddox Oxford 59.3x119.